El diario Clarín fue fundado el 28 de agosto de 1945 por Roberto Noble, un abogado, diputado y hombre de campo que apareció en aquel momento en la escena periodística. Su tarea como periodista empezó como cronista de deportes en La Nación, en marzo de 1930 fue diputado (a los 27 años) de la Cámara por el Partido Socialista Independiente, en 1932 otra vez diputado por la Concordancia del general Agustín Justo y vicepresidente de la Cámara, ministro del gobierno fascista de Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires y autor de las leyes que protegen el derecho de autor.
En los comienzos del diario Clarín, Noble se presentó como un anti-peronista, pero cuando Perón resultó triunfador en las elecciones en 1946, no tuvo ningún drama en apoyarlo. Este hecho es significativo ya que actúa como muestreo de lo que vino después: Clarín, y no solo Clarín, acercándose y alejándose de gobiernos, democráticos o militares, imprevisiblemente, de modo repentino, sin que las circunstancias así lo ameriten. En la actualidad, Clarín se transformó en el conglomerado de medios de comunicación más grande de la Argentina. Es un holding que involucra empresas de todos los rubros, y su dueña es la viuda del creador: Ernestina Laura Herrera de Noble. Con un patrimonio estimado en alrededor de 1500 millones de dólares, la mujer con la máxima fortuna en el país está a la cabeza de uno de los polos de poder real más importantes de la actualidad. La expansión de Clarín se hizo realidad cuando el matutino se consolidó como el periódico de la clase media y cuando los favores políticos comenzaron a sucederse.
Roberto Noble fue un hombre que difícilmente se lo pueda encasillar con un pensamiento político concreto, al tener en cuenta que en una de sus primera editoriales habló de que había que seguir la línea de Hitler, a pesar de que cuando era joven pregonaba ideas socialistas. Luego, dio un giro hacia la derecha y además de simpatizar con el dictador alemán, también lo hacía con Mussolini. También, se alineó a la Unión Democrática y tuvo coqueteos con el peronismo. Sin embargo, se apegó a la corriente del “desarrollismo”, encarnada desde lo económico por Rogelio Frigerio y que tuvo un frustrado paso por el poder de la mano de Arturo Frondizi.
Tras la muerte de Noble, en enero de 1969, las relaciones con el poder se fueron aceitando bajo el mando de su esposa. Los tiempos finales de Juan Domingo Perón, los dictadores más sangrientos de la historia argentina, Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Menem y Fernando de la Rúa fueron turnándose como interlocutores desde el poder formal ante la figura del mensajero de Ernestina, Héctor Magnetto.
Roberto Noble conoció a Ernestina Herrera en 1950 en uno de los teatros en los cuales ella bailaba flamenco. El romance comenzó y años después se casaron. Dicho casamiento fue apurado por Frigerio, teniendo en cuenta que Noble no estaba bien de salud. Es que el político tenía el sueño del diario propio y con Ernestina como heredera, el pensaba en manejarlo políticamente y convertirlo en un factor de poder.
El 12 de enero de 1969, Roberto Noble falleció y Ernestina se convirtió en la “viuda” de Noble. Al poco tiempo, ella, que poco y nada entendía de política, negocios y mucho menos de periodismo, tomó la responsabilidad de manejar el diario sola.
Pero de a poco comenzó a relacionarse con el poder y se acercó al gobierno militar de Onganía. Tiempo después, la viuda se alejaría del MID y del desarrollismo, con lo cual Frigerio quedaría afuera de los negocios del diario.
La historia de Clarín esta signada también por castigos y opresiones a sus trabajadores cuando estos exigían un aumento salarial o cuando se realizaba algún otro reclamo a través de una asamblea.
La Viuda comenzó a realizar negocios con la dictadura militar, a tal punto que logró lo que su marido quería desde hace mucho tiempo: la formación de la empresa Papel Prensa, la cual se construye con capitales estatales y Clarín es socio.
Anteriormente, en 1966 nació la Fundación Noble, con el fin de profundizar la función social de los medios de comunicación, según lo expresó su dueño en aquel momento. En 1967, Clarín se convirtió en el primer diario en lanzar una revista semanal y a partir de 1969 comenzó a incorporar suplementos de diversas temáticas. En 1976, inauguró la planta de impresión color Artes Gráficas Rioplatense, iniciando el proceso de integración vertical del diario.
Con el correr de los años, Clarín fue adquiriendo distintas medios y fue introduciéndose en diferentes áreas, no solo de la comunicación, sino también de la telefonía.
Eso sí, esto fue permitido gracias a las alianzas de poder que tuvo con los diferentes gobiernos, principalmente con el de Menem. Con la asunción del riojano al poder, Clarín iba a lograr que se anule el artículo 45, sancionado durante la última dictadura militar, que prohibía la conglomeración de medios. A partir de los comienzos de la década del ´90 iba a comenzar el gran imperio que hoy conforma Clarín, gracias a los negociados en cuanto a operaciones financieras y de inteligencia con el gobierno menemista.
Fue así que Radio Mitre y Canal 13 (a través de una licitación que estaba pactada para que la gane), Clarín accedió al mundo de la radio y también al de la televisión.
Entre 2001 y 2002, Clarín afrontaba una dura crisis económica, pero la ley de pesificación implementada por el presidente Eduardo Duhalde le permitió el salvataje.
En la actualidad, Clarín se convirtió en un conglomerado de medios de comunicación. El Grupo tiene acciones en las siguientes empresas:
Área Gráfica: Clarín, Olé, La Razón, Página/12, Los Andes de Mendoza, La Voz del Interior, Rosario12, Tinta Fresca, Revista Genios, Revista Elle.
Área Audiovisual: Canal 13, Volver, TN, TyC Sports Pol-Ka, Direc TV, Radio Mitre, FM 100, Multicanal, Supercanal, Patagonic Film Group.
Deportes: Torneos y Competencias, TeleDeportes.
Internet y Telefonías: Ciudad Internet, Datamarkets, Fullzero, Clarín Global, Flash, Clarín.com, Ubbi.
Otras actividades: Ferias y Exposiciones argentinas, Gestión Compartida.
Entre 2001 y 2002, Clarín afrontaba una dura crisis económica, pero la ley de pesificación implementada por el presidente Eduardo Duhalde le permitió el salvataje.
Las acciones del grupo se dividen de la siguiente manera:
Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Aranda y Lucio Pagliaro poseen el 82 %, mientras que a la empresa Goldam Sachs Unidos S.A. le corresponde el 18 % restante.
Blog de análisis de los diarios argentinos.
sábado, 7 de julio de 2007
lunes, 2 de julio de 2007
La difícil dialéctica entre el poder y la información
“- ¿Viste, Magnetto?, ya tenemos el poder.
- No, Chacho, no te equivoques. El poder lo tenemos nosotros.
El contrapunto entre los pares ocurrió lejos de LA VIUDA. Carlos “Chacho” Álvarez ya era el vicepresidente de la Nación y Magnetto el insustituible vicepresidente del holding”.
Este fragmento del libro “La Noble Ernestina” de Pablo Llonto ilustra claramente como los multimedios se ven a sí mismos, a partir del caso testigo que en la Argentina es el Grupo Clarín.
Es indiscutible como el capitalismo pos caída del Muro de Berlín ha incorporado a un nuevo actor en lo que se refiere a la lucha por el poder en las sociedades modernas, porque hoy los medios juegan un papel decisivo en el manejo de la información que llega a las personas.
Actualmente, los medios de comunicación acompañan masivamente a los ciudadanos. Su instalación en la vida cotidiana, su consolidación como espacio público y su participación activa en la discusión de los temas los ha convertido en actores principales de este tiempo.
Este protagonismo se ha construido en la medida en que han logrado legitimarse como espejos privilegiados de una realidad que le sería esquiva al ciudadano común. Pero esto contrasta con la constatación cotidiana de que más que espejos, los medios son una estrecha mirilla por donde la sociedad, fisgona, se entera de lo que pasa.
En la década del noventa en la Argentina se generó una gran concentración económica de los medios de comunicación y, lo más peligroso es que esto posibilitó, además, la centralización en pocas manos del monopolio de la producción de sentidos. El Grupo Clarín es la muestra más clara en el país de cómo un multimedio forja la ausencia de debate.
Llonto señala en su libro que una de las frases que siempre repite la dueña y directora del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble (a la que él llama LA VIUDA), es: “no se puede gobernar en este país si tenés a Clarín en contra”, y esto explica porque aclara una y otra vez a lo largo de su obra que “a los Noble conviene tenerlos más de amigos que de enemigos”.
¿Cómo se llegó al punto de que para gobernar sea necesario el apoyo de un diario? Un primer plano para analizar sería el geopolítico, es decir, el gran cambio que significó en los noventa la caída de la Unión Soviética. Fue el fin de una manera de pensar el mundo, maniquea, dividida en bloques, el fin de una lógica de enjuiciamiento binario y de una estructura que había encontrado su equilibrio en el temor a la fuerza destructiva del otro. Fue también la época del triunfo del economicismo y el fortalecimiento, a lo largo de la década, de la idea de la información como mercancía.
La caída del socialismo y la entronización del “nuevo orden institucional” regido por el mercado se tradujo rápidamente en un vacío total de debate que fue copado de inmediato por el pensamiento único ¿Quién podía canalizar este pensamiento sino los medios de comunicación y los incipientes multimedios?
Dueños de la voz de la información disponible, no les fue difícil posicionarse como conductores de la opinión pública. En el caso de Clarín, así lo explica Llonto: “Cuando los dos partidos más grandes de la Argentina se dieron cuenta de que Clarín no sólo pensaba en los negocios, ya era tarde. Se habían gastado buena parte de su vida política bajo la creencia de que podían conquistar los favores eternos de LA VIUDA con alguna primicia o algún acto de servicio desde el oficialismo o desde las legislaturas. La dura realidad los pondría en su lugar”.
¿Hay pobreza en la Argentina? ¿Creció o bajó? ¿Son correctos o confiables los datos del INDEC? ¿Tienen razón los encuestadores no oficiales que hablan con otros datos? Este es un territorio de disputa donde el sentido de los datos es una compleja construcción.
Mientras no exista una multiplicidad de voces, un espacio público poblado de múltiples versiones y el sentido continúe anclado en un puñado de medios con la capacidad de condicionar la vida de más de 37 millones de personas, ningún gobierno tendrá la posibilidad de moverse con honestidad y lejos de la corrupción, para que sea factible que la información llegue al grueso de las personas de forma transparente y sin tergiversaciones y nadie pueda inducir a otros en como pensar, sentir o votar.
- No, Chacho, no te equivoques. El poder lo tenemos nosotros.
El contrapunto entre los pares ocurrió lejos de LA VIUDA. Carlos “Chacho” Álvarez ya era el vicepresidente de la Nación y Magnetto el insustituible vicepresidente del holding”.
Este fragmento del libro “La Noble Ernestina” de Pablo Llonto ilustra claramente como los multimedios se ven a sí mismos, a partir del caso testigo que en la Argentina es el Grupo Clarín.
Es indiscutible como el capitalismo pos caída del Muro de Berlín ha incorporado a un nuevo actor en lo que se refiere a la lucha por el poder en las sociedades modernas, porque hoy los medios juegan un papel decisivo en el manejo de la información que llega a las personas.
Actualmente, los medios de comunicación acompañan masivamente a los ciudadanos. Su instalación en la vida cotidiana, su consolidación como espacio público y su participación activa en la discusión de los temas los ha convertido en actores principales de este tiempo.
Este protagonismo se ha construido en la medida en que han logrado legitimarse como espejos privilegiados de una realidad que le sería esquiva al ciudadano común. Pero esto contrasta con la constatación cotidiana de que más que espejos, los medios son una estrecha mirilla por donde la sociedad, fisgona, se entera de lo que pasa.
En la década del noventa en la Argentina se generó una gran concentración económica de los medios de comunicación y, lo más peligroso es que esto posibilitó, además, la centralización en pocas manos del monopolio de la producción de sentidos. El Grupo Clarín es la muestra más clara en el país de cómo un multimedio forja la ausencia de debate.
Llonto señala en su libro que una de las frases que siempre repite la dueña y directora del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble (a la que él llama LA VIUDA), es: “no se puede gobernar en este país si tenés a Clarín en contra”, y esto explica porque aclara una y otra vez a lo largo de su obra que “a los Noble conviene tenerlos más de amigos que de enemigos”.
¿Cómo se llegó al punto de que para gobernar sea necesario el apoyo de un diario? Un primer plano para analizar sería el geopolítico, es decir, el gran cambio que significó en los noventa la caída de la Unión Soviética. Fue el fin de una manera de pensar el mundo, maniquea, dividida en bloques, el fin de una lógica de enjuiciamiento binario y de una estructura que había encontrado su equilibrio en el temor a la fuerza destructiva del otro. Fue también la época del triunfo del economicismo y el fortalecimiento, a lo largo de la década, de la idea de la información como mercancía.
La caída del socialismo y la entronización del “nuevo orden institucional” regido por el mercado se tradujo rápidamente en un vacío total de debate que fue copado de inmediato por el pensamiento único ¿Quién podía canalizar este pensamiento sino los medios de comunicación y los incipientes multimedios?
Dueños de la voz de la información disponible, no les fue difícil posicionarse como conductores de la opinión pública. En el caso de Clarín, así lo explica Llonto: “Cuando los dos partidos más grandes de la Argentina se dieron cuenta de que Clarín no sólo pensaba en los negocios, ya era tarde. Se habían gastado buena parte de su vida política bajo la creencia de que podían conquistar los favores eternos de LA VIUDA con alguna primicia o algún acto de servicio desde el oficialismo o desde las legislaturas. La dura realidad los pondría en su lugar”.
¿Hay pobreza en la Argentina? ¿Creció o bajó? ¿Son correctos o confiables los datos del INDEC? ¿Tienen razón los encuestadores no oficiales que hablan con otros datos? Este es un territorio de disputa donde el sentido de los datos es una compleja construcción.
Mientras no exista una multiplicidad de voces, un espacio público poblado de múltiples versiones y el sentido continúe anclado en un puñado de medios con la capacidad de condicionar la vida de más de 37 millones de personas, ningún gobierno tendrá la posibilidad de moverse con honestidad y lejos de la corrupción, para que sea factible que la información llegue al grueso de las personas de forma transparente y sin tergiversaciones y nadie pueda inducir a otros en como pensar, sentir o votar.
Pequeña anécdota del "Gran Diario Argentino"
Una anécdota que Francisco Luis Llano incluye en su libro “La aventura del periodismo” ilustra claramente como desde los orígenes de Clarín los logros supeditaron a las ideologías.
“Para sus viejos amigos y para nosotros, sus colaboradores, relata Llano, no era un secreto que Noble no perdonaba a los norteamericanos haber decidido la guerra en contra de Hitler.
Una tarde, recibió en Clarín la visita del gerente de Associate Press, don Fred Strozier y del Dr. Carl Ackermann, decano de periodismo de la Universidad de Nueva York.
Este último hacía poco tiempo había perdido a su esposa y realizaba un viaje con doble propósito: distraerse y ofrecer en este país el premio Moors Cabot del año 1955. Sus preferencias eran notorias, tal vez por influencia de Fred Strozier: el premio de ese año debía ser, en argentina, para Clarín.
El Dr. Ackermann me pidió entonces una entrevista con el director y me entregó su tarjeta.
El Dr. Noble, que estaba atendiendo un llamado telefónico, hizo un paréntesis y leyendo la tarjeta que le alergaba y que decía “Carl Ackermann” y su título en la Universidad de nueva York, me expresó, notoriamente molesto:
-¿Y este judío, quién es?
Se lo expliqué, le di noticias de la importancia del premio Moors Cabot, pero nada de eso pareció conmoverlo. Cuando agregué que aquí lo tenían don Alberto Gainza Paz y Luis Mitre, la cosa cambió. Se verá como.
-Entreténgalo y hágame traer entre tanto del archivo todo el material que se refiera a ese premio.
Media hora después recibía con un abrazo al Dr. Ackerman y un fuerte apretón de manos a Strozier, conversando animadamente sobre Moors Cabot.
Acto segido, se desprendía de su llavero de oro con el “monito” de clarín, que teníamos todos los fundadores, y se lo obsequió!...”
“Para sus viejos amigos y para nosotros, sus colaboradores, relata Llano, no era un secreto que Noble no perdonaba a los norteamericanos haber decidido la guerra en contra de Hitler.
Una tarde, recibió en Clarín la visita del gerente de Associate Press, don Fred Strozier y del Dr. Carl Ackermann, decano de periodismo de la Universidad de Nueva York.
Este último hacía poco tiempo había perdido a su esposa y realizaba un viaje con doble propósito: distraerse y ofrecer en este país el premio Moors Cabot del año 1955. Sus preferencias eran notorias, tal vez por influencia de Fred Strozier: el premio de ese año debía ser, en argentina, para Clarín.
El Dr. Ackermann me pidió entonces una entrevista con el director y me entregó su tarjeta.
El Dr. Noble, que estaba atendiendo un llamado telefónico, hizo un paréntesis y leyendo la tarjeta que le alergaba y que decía “Carl Ackermann” y su título en la Universidad de nueva York, me expresó, notoriamente molesto:
-¿Y este judío, quién es?
Se lo expliqué, le di noticias de la importancia del premio Moors Cabot, pero nada de eso pareció conmoverlo. Cuando agregué que aquí lo tenían don Alberto Gainza Paz y Luis Mitre, la cosa cambió. Se verá como.
-Entreténgalo y hágame traer entre tanto del archivo todo el material que se refiera a ese premio.
Media hora después recibía con un abrazo al Dr. Ackerman y un fuerte apretón de manos a Strozier, conversando animadamente sobre Moors Cabot.
Acto segido, se desprendía de su llavero de oro con el “monito” de clarín, que teníamos todos los fundadores, y se lo obsequió!...”
La publicidad Oficial en los diarios argentinos
El diario en el que mayor publicidad oficial invirtió el Poder Ejecutivo Nacional a lo largo de todo el 2005 es Clarín, con un total de 12.986.774 pesos. Al Grupo Clarín hay que sumarle lo recibido por el diario La Razón (cuya tirada promedio de lunes a viernes fue de 96.515 ejemplares en 2005) que tuvo pautados avisos por 2.110.423 pesos; Canal 13, con 4.051.804 pesos y Radio Mitre, con 1.025.049 pesos.
La asignación de publicidad oficial del gobierno nacional favorece clara e injustificadamente a ciertos medios –generalmente amistosos hacia el gobierno de Kirchner– a expensas de otros.
Una cantidad de funcionarios provinciales y nacionales busca justificar sus abundantes asignaciones de publicidad a los medios favorecidos como subsidios legítimos que promueven el pluralismo. Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de los casos, los medios que atraen la generosidad oficial tienden a ser aquellos más cercanos al gobierno de turno, quienes de esta manera reciben una ventaja injusta sobre sus competidores. Las políticas de “publicidad como subsidio” son imprudentes, incluso cuando se las implementa de buena fe. El objetivo de la publicidad oficial es informar al público sobre asuntos importantes de gobierno, una función que no siempre es compatible con la necesidad de apoyar a medios de menor tamaño o que tienen dificultades financieras. Los estándares exigen que los subsidios a los medios estén claramente identificados como tales, y que sean asignados por organismos independientes, sobre la base de criterios justos y procedimientos transparentes.
La asignación de publicidad oficial del gobierno nacional favorece clara e injustificadamente a ciertos medios –generalmente amistosos hacia el gobierno de Kirchner– a expensas de otros.
Una cantidad de funcionarios provinciales y nacionales busca justificar sus abundantes asignaciones de publicidad a los medios favorecidos como subsidios legítimos que promueven el pluralismo. Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de los casos, los medios que atraen la generosidad oficial tienden a ser aquellos más cercanos al gobierno de turno, quienes de esta manera reciben una ventaja injusta sobre sus competidores. Las políticas de “publicidad como subsidio” son imprudentes, incluso cuando se las implementa de buena fe. El objetivo de la publicidad oficial es informar al público sobre asuntos importantes de gobierno, una función que no siempre es compatible con la necesidad de apoyar a medios de menor tamaño o que tienen dificultades financieras. Los estándares exigen que los subsidios a los medios estén claramente identificados como tales, y que sean asignados por organismos independientes, sobre la base de criterios justos y procedimientos transparentes.
Un análisis de la historia del diario Clarín
El título Clarín pertenecía en sus orígenes a una desconocida revista gremial de viajantes de comercio del interior ¿Por qué entonces pasó a ser el nombre del medio gráfico de mayor tirada del país?
Una de las tantas versiones de la obsesión de Noble por comprar la marca en agosto de 1945 apunta a que el nombre Clarín coincidía en demasía con un periódico de circulación limitada que se llamaba Clarinada y que, durante finales de la década del treinta, había tratado de convencer a los argentinos de las bondades de Hitler ¿Y esto cómo se explica?
El diario de Roberto Noble nació simpatizando con el nazismo, al igual que Perón (créalo o no), militó más adelante por la Unión Democrática antiperonista y lanzó loas al golpismo de la autodenominada Revolución Libertadora. Prontamente silenció sus críticas al peronismo cuando Frondizi pactó con Perón a cambio de votos, para luego retornar como al primer amor con aquel general que no quería jubilarse. Después vino la dictadura más cruenta de la historia argentina, los negociados con Videla y la sospechada adopción de los futuros herederos.
Ese diario que iba y venía de una ideología a otra se transformó en la década del noventa (vale aclarar, gracias a otro peronista) en el multimedio más grande del país. Moraleja: Clarín es diario opositor al gobierno de turno hasta que pacta. Y la historia, como un ciclo, se repite en la actualidad…
Una de las tantas versiones de la obsesión de Noble por comprar la marca en agosto de 1945 apunta a que el nombre Clarín coincidía en demasía con un periódico de circulación limitada que se llamaba Clarinada y que, durante finales de la década del treinta, había tratado de convencer a los argentinos de las bondades de Hitler ¿Y esto cómo se explica?
El diario de Roberto Noble nació simpatizando con el nazismo, al igual que Perón (créalo o no), militó más adelante por la Unión Democrática antiperonista y lanzó loas al golpismo de la autodenominada Revolución Libertadora. Prontamente silenció sus críticas al peronismo cuando Frondizi pactó con Perón a cambio de votos, para luego retornar como al primer amor con aquel general que no quería jubilarse. Después vino la dictadura más cruenta de la historia argentina, los negociados con Videla y la sospechada adopción de los futuros herederos.
Ese diario que iba y venía de una ideología a otra se transformó en la década del noventa (vale aclarar, gracias a otro peronista) en el multimedio más grande del país. Moraleja: Clarín es diario opositor al gobierno de turno hasta que pacta. Y la historia, como un ciclo, se repite en la actualidad…
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