“El origen del término clientelismo se ubica en la `clientela´ romana, así se designaba un conjunto de relaciones de poder y dependencia política y económica que se establecía entre individuos de estatus desiguales, basado en el intercambio de valores. Estas relaciones implicaban la presencia de individuos de rango elevado, patrones, propietarios de la tierra y con influencia sobre las políticas centrales que ofrecían tierra y protección a uno o varios clientes, a cambio de su sumisión y obediencia”.
(Del Diccionario de Política de Norberto Bobbio, Incola Mateucci y Gianfranco Pasquino)
La Ciudad es hoy el distrito más inequitativo de la Argentina en términos de ingresos polares, es el sitio donde la grieta se ensancha más. Por ejemplo, contiene cien mil viviendas vacías y más de noventa mil clasificadas como “deficitarias o viviendas precarias irrecuperables: ranchos, casillas, piezas de hotel o inquilinatos.
Sin embargo, tanto para las autoridades como para el endeble debate preelectoral, la pobreza parece formar parte del silencio. Mientras miles de televidentes se concentraban en la cena de los Martín Fierro y otros bostezaban frente al debate a tres voces (Telerman, Macri, Filmus), la sección Infografías de Clarín se dedicaba a contar cada una de las palabras que los candidatos pronunciaban. El ejercicio arrojó resultados significativos: Macri pronunció sólo dos veces la palabra pobre o pobreza, Filmus lo hizo cinco veces y Telerman ninguna.
No sorprende entonces que la Capital sea uno de los principales escenarios donde se teje la telaraña del clientelismo político. Evidentemente, conviene que los pobres sigan siendo pobres, así es más fácil manipular los votos.
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