Blog de análisis de los diarios argentinos.
sábado, 7 de julio de 2007
La historia del "Gran diario argentino"
En los comienzos del diario Clarín, Noble se presentó como un anti-peronista, pero cuando Perón resultó triunfador en las elecciones en 1946, no tuvo ningún drama en apoyarlo. Este hecho es significativo ya que actúa como muestreo de lo que vino después: Clarín, y no solo Clarín, acercándose y alejándose de gobiernos, democráticos o militares, imprevisiblemente, de modo repentino, sin que las circunstancias así lo ameriten. En la actualidad, Clarín se transformó en el conglomerado de medios de comunicación más grande de la Argentina. Es un holding que involucra empresas de todos los rubros, y su dueña es la viuda del creador: Ernestina Laura Herrera de Noble. Con un patrimonio estimado en alrededor de 1500 millones de dólares, la mujer con la máxima fortuna en el país está a la cabeza de uno de los polos de poder real más importantes de la actualidad. La expansión de Clarín se hizo realidad cuando el matutino se consolidó como el periódico de la clase media y cuando los favores políticos comenzaron a sucederse.
Roberto Noble fue un hombre que difícilmente se lo pueda encasillar con un pensamiento político concreto, al tener en cuenta que en una de sus primera editoriales habló de que había que seguir la línea de Hitler, a pesar de que cuando era joven pregonaba ideas socialistas. Luego, dio un giro hacia la derecha y además de simpatizar con el dictador alemán, también lo hacía con Mussolini. También, se alineó a la Unión Democrática y tuvo coqueteos con el peronismo. Sin embargo, se apegó a la corriente del “desarrollismo”, encarnada desde lo económico por Rogelio Frigerio y que tuvo un frustrado paso por el poder de la mano de Arturo Frondizi.
Tras la muerte de Noble, en enero de 1969, las relaciones con el poder se fueron aceitando bajo el mando de su esposa. Los tiempos finales de Juan Domingo Perón, los dictadores más sangrientos de la historia argentina, Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Menem y Fernando de la Rúa fueron turnándose como interlocutores desde el poder formal ante la figura del mensajero de Ernestina, Héctor Magnetto.
Roberto Noble conoció a Ernestina Herrera en 1950 en uno de los teatros en los cuales ella bailaba flamenco. El romance comenzó y años después se casaron. Dicho casamiento fue apurado por Frigerio, teniendo en cuenta que Noble no estaba bien de salud. Es que el político tenía el sueño del diario propio y con Ernestina como heredera, el pensaba en manejarlo políticamente y convertirlo en un factor de poder.
El 12 de enero de 1969, Roberto Noble falleció y Ernestina se convirtió en la “viuda” de Noble. Al poco tiempo, ella, que poco y nada entendía de política, negocios y mucho menos de periodismo, tomó la responsabilidad de manejar el diario sola.
Pero de a poco comenzó a relacionarse con el poder y se acercó al gobierno militar de Onganía. Tiempo después, la viuda se alejaría del MID y del desarrollismo, con lo cual Frigerio quedaría afuera de los negocios del diario.
La historia de Clarín esta signada también por castigos y opresiones a sus trabajadores cuando estos exigían un aumento salarial o cuando se realizaba algún otro reclamo a través de una asamblea.
La Viuda comenzó a realizar negocios con la dictadura militar, a tal punto que logró lo que su marido quería desde hace mucho tiempo: la formación de la empresa Papel Prensa, la cual se construye con capitales estatales y Clarín es socio.
Anteriormente, en 1966 nació la Fundación Noble, con el fin de profundizar la función social de los medios de comunicación, según lo expresó su dueño en aquel momento. En 1967, Clarín se convirtió en el primer diario en lanzar una revista semanal y a partir de 1969 comenzó a incorporar suplementos de diversas temáticas. En 1976, inauguró la planta de impresión color Artes Gráficas Rioplatense, iniciando el proceso de integración vertical del diario.
Con el correr de los años, Clarín fue adquiriendo distintas medios y fue introduciéndose en diferentes áreas, no solo de la comunicación, sino también de la telefonía.
Eso sí, esto fue permitido gracias a las alianzas de poder que tuvo con los diferentes gobiernos, principalmente con el de Menem. Con la asunción del riojano al poder, Clarín iba a lograr que se anule el artículo 45, sancionado durante la última dictadura militar, que prohibía la conglomeración de medios. A partir de los comienzos de la década del ´90 iba a comenzar el gran imperio que hoy conforma Clarín, gracias a los negociados en cuanto a operaciones financieras y de inteligencia con el gobierno menemista.
Fue así que Radio Mitre y Canal 13 (a través de una licitación que estaba pactada para que la gane), Clarín accedió al mundo de la radio y también al de la televisión.
Entre 2001 y 2002, Clarín afrontaba una dura crisis económica, pero la ley de pesificación implementada por el presidente Eduardo Duhalde le permitió el salvataje.
En la actualidad, Clarín se convirtió en un conglomerado de medios de comunicación. El Grupo tiene acciones en las siguientes empresas:
Área Gráfica: Clarín, Olé, La Razón, Página/12, Los Andes de Mendoza, La Voz del Interior, Rosario12, Tinta Fresca, Revista Genios, Revista Elle.
Área Audiovisual: Canal 13, Volver, TN, TyC Sports Pol-Ka, Direc TV, Radio Mitre, FM 100, Multicanal, Supercanal, Patagonic Film Group.
Deportes: Torneos y Competencias, TeleDeportes.
Internet y Telefonías: Ciudad Internet, Datamarkets, Fullzero, Clarín Global, Flash, Clarín.com, Ubbi.
Otras actividades: Ferias y Exposiciones argentinas, Gestión Compartida.
Entre 2001 y 2002, Clarín afrontaba una dura crisis económica, pero la ley de pesificación implementada por el presidente Eduardo Duhalde le permitió el salvataje.
Las acciones del grupo se dividen de la siguiente manera:
Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, José Aranda y Lucio Pagliaro poseen el 82 %, mientras que a la empresa Goldam Sachs Unidos S.A. le corresponde el 18 % restante.
lunes, 2 de julio de 2007
La difícil dialéctica entre el poder y la información
- No, Chacho, no te equivoques. El poder lo tenemos nosotros.
El contrapunto entre los pares ocurrió lejos de LA VIUDA. Carlos “Chacho” Álvarez ya era el vicepresidente de la Nación y Magnetto el insustituible vicepresidente del holding”.
Este fragmento del libro “La Noble Ernestina” de Pablo Llonto ilustra claramente como los multimedios se ven a sí mismos, a partir del caso testigo que en la Argentina es el Grupo Clarín.
Es indiscutible como el capitalismo pos caída del Muro de Berlín ha incorporado a un nuevo actor en lo que se refiere a la lucha por el poder en las sociedades modernas, porque hoy los medios juegan un papel decisivo en el manejo de la información que llega a las personas.
Actualmente, los medios de comunicación acompañan masivamente a los ciudadanos. Su instalación en la vida cotidiana, su consolidación como espacio público y su participación activa en la discusión de los temas los ha convertido en actores principales de este tiempo.
Este protagonismo se ha construido en la medida en que han logrado legitimarse como espejos privilegiados de una realidad que le sería esquiva al ciudadano común. Pero esto contrasta con la constatación cotidiana de que más que espejos, los medios son una estrecha mirilla por donde la sociedad, fisgona, se entera de lo que pasa.
En la década del noventa en la Argentina se generó una gran concentración económica de los medios de comunicación y, lo más peligroso es que esto posibilitó, además, la centralización en pocas manos del monopolio de la producción de sentidos. El Grupo Clarín es la muestra más clara en el país de cómo un multimedio forja la ausencia de debate.
Llonto señala en su libro que una de las frases que siempre repite la dueña y directora del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble (a la que él llama LA VIUDA), es: “no se puede gobernar en este país si tenés a Clarín en contra”, y esto explica porque aclara una y otra vez a lo largo de su obra que “a los Noble conviene tenerlos más de amigos que de enemigos”.
¿Cómo se llegó al punto de que para gobernar sea necesario el apoyo de un diario? Un primer plano para analizar sería el geopolítico, es decir, el gran cambio que significó en los noventa la caída de la Unión Soviética. Fue el fin de una manera de pensar el mundo, maniquea, dividida en bloques, el fin de una lógica de enjuiciamiento binario y de una estructura que había encontrado su equilibrio en el temor a la fuerza destructiva del otro. Fue también la época del triunfo del economicismo y el fortalecimiento, a lo largo de la década, de la idea de la información como mercancía.
La caída del socialismo y la entronización del “nuevo orden institucional” regido por el mercado se tradujo rápidamente en un vacío total de debate que fue copado de inmediato por el pensamiento único ¿Quién podía canalizar este pensamiento sino los medios de comunicación y los incipientes multimedios?
Dueños de la voz de la información disponible, no les fue difícil posicionarse como conductores de la opinión pública. En el caso de Clarín, así lo explica Llonto: “Cuando los dos partidos más grandes de la Argentina se dieron cuenta de que Clarín no sólo pensaba en los negocios, ya era tarde. Se habían gastado buena parte de su vida política bajo la creencia de que podían conquistar los favores eternos de LA VIUDA con alguna primicia o algún acto de servicio desde el oficialismo o desde las legislaturas. La dura realidad los pondría en su lugar”.
¿Hay pobreza en la Argentina? ¿Creció o bajó? ¿Son correctos o confiables los datos del INDEC? ¿Tienen razón los encuestadores no oficiales que hablan con otros datos? Este es un territorio de disputa donde el sentido de los datos es una compleja construcción.
Mientras no exista una multiplicidad de voces, un espacio público poblado de múltiples versiones y el sentido continúe anclado en un puñado de medios con la capacidad de condicionar la vida de más de 37 millones de personas, ningún gobierno tendrá la posibilidad de moverse con honestidad y lejos de la corrupción, para que sea factible que la información llegue al grueso de las personas de forma transparente y sin tergiversaciones y nadie pueda inducir a otros en como pensar, sentir o votar.
Pequeña anécdota del "Gran Diario Argentino"
“Para sus viejos amigos y para nosotros, sus colaboradores, relata Llano, no era un secreto que Noble no perdonaba a los norteamericanos haber decidido la guerra en contra de Hitler.
Una tarde, recibió en Clarín la visita del gerente de Associate Press, don Fred Strozier y del Dr. Carl Ackermann, decano de periodismo de la Universidad de Nueva York.
Este último hacía poco tiempo había perdido a su esposa y realizaba un viaje con doble propósito: distraerse y ofrecer en este país el premio Moors Cabot del año 1955. Sus preferencias eran notorias, tal vez por influencia de Fred Strozier: el premio de ese año debía ser, en argentina, para Clarín.
El Dr. Ackermann me pidió entonces una entrevista con el director y me entregó su tarjeta.
El Dr. Noble, que estaba atendiendo un llamado telefónico, hizo un paréntesis y leyendo la tarjeta que le alergaba y que decía “Carl Ackermann” y su título en la Universidad de nueva York, me expresó, notoriamente molesto:
-¿Y este judío, quién es?
Se lo expliqué, le di noticias de la importancia del premio Moors Cabot, pero nada de eso pareció conmoverlo. Cuando agregué que aquí lo tenían don Alberto Gainza Paz y Luis Mitre, la cosa cambió. Se verá como.
-Entreténgalo y hágame traer entre tanto del archivo todo el material que se refiera a ese premio.
Media hora después recibía con un abrazo al Dr. Ackerman y un fuerte apretón de manos a Strozier, conversando animadamente sobre Moors Cabot.
Acto segido, se desprendía de su llavero de oro con el “monito” de clarín, que teníamos todos los fundadores, y se lo obsequió!...”
La publicidad Oficial en los diarios argentinos
La asignación de publicidad oficial del gobierno nacional favorece clara e injustificadamente a ciertos medios –generalmente amistosos hacia el gobierno de Kirchner– a expensas de otros.
Una cantidad de funcionarios provinciales y nacionales busca justificar sus abundantes asignaciones de publicidad a los medios favorecidos como subsidios legítimos que promueven el pluralismo. Sin embargo, la realidad es que en la mayoría de los casos, los medios que atraen la generosidad oficial tienden a ser aquellos más cercanos al gobierno de turno, quienes de esta manera reciben una ventaja injusta sobre sus competidores. Las políticas de “publicidad como subsidio” son imprudentes, incluso cuando se las implementa de buena fe. El objetivo de la publicidad oficial es informar al público sobre asuntos importantes de gobierno, una función que no siempre es compatible con la necesidad de apoyar a medios de menor tamaño o que tienen dificultades financieras. Los estándares exigen que los subsidios a los medios estén claramente identificados como tales, y que sean asignados por organismos independientes, sobre la base de criterios justos y procedimientos transparentes.
Un análisis de la historia del diario Clarín
Una de las tantas versiones de la obsesión de Noble por comprar la marca en agosto de 1945 apunta a que el nombre Clarín coincidía en demasía con un periódico de circulación limitada que se llamaba Clarinada y que, durante finales de la década del treinta, había tratado de convencer a los argentinos de las bondades de Hitler ¿Y esto cómo se explica?
El diario de Roberto Noble nació simpatizando con el nazismo, al igual que Perón (créalo o no), militó más adelante por la Unión Democrática antiperonista y lanzó loas al golpismo de la autodenominada Revolución Libertadora. Prontamente silenció sus críticas al peronismo cuando Frondizi pactó con Perón a cambio de votos, para luego retornar como al primer amor con aquel general que no quería jubilarse. Después vino la dictadura más cruenta de la historia argentina, los negociados con Videla y la sospechada adopción de los futuros herederos.
Ese diario que iba y venía de una ideología a otra se transformó en la década del noventa (vale aclarar, gracias a otro peronista) en el multimedio más grande del país. Moraleja: Clarín es diario opositor al gobierno de turno hasta que pacta. Y la historia, como un ciclo, se repite en la actualidad…
lunes, 25 de junio de 2007
Invitación
Ya nadie duda que la época actual sea uno de los ciclos más convulsionados y cambiantes de la historia. Un tiempo que recuerda la historia de Don Quijote, que también se publicó en el comienzo de un siglo, en 1605, y que surgió en un momento de fractura, un momento, como hoy, en que la humanidad presentía pero no veía, que sabía que estaba atravesando un cambio civilizatorio sin retorno pero no tenía las herramientas para entenderlo.
Como le pasaba al caballero de La Mancha, se vive con la sensibilidad, la lógica, los sentimientos, los ademanes, las reglas del juego de un mundo que ya desapareció, con desasosiego en medio de un paisaje un poco fantasmal, entre un mundo que se fue y otro nuevo que no termina de hacerse evidente
Este es un proceso de transición histórica, cuya característica principal es la imprevisibilidad, y nada es más necesario en un mundo como este que el análisis y la investigación periodística.
La propuesta de UNLaM Opinión es de rebeldía frente a la afirmación de la noticia como pura mercancía y una invitación para pasar a considerarla como un bien social.
Un poco de historia
El surgimiento del periodismo, o más bien de los primeros periódicos de hojas informativas, se dio en el contexto del mercantilismo y respondió a la avidez de información de un público lector que era parte de la burguesía en ascenso, como por ejemplo, los comerciantes.
En esos albores, la noticia fue concebida y comprendida como una mercancía con valor. El valor que para el público tenía la información se traducía en estar al día respecto de los movimientos de tal o cual producto, o de tal o cual mercado; y se correspondía, en el nuevo mercado de la información, con el valor que le asignaban estos primeros editores, es decir, el precio estrictamente hablando de periódico, folleto u hoja informativa.
Desde esta perspectiva se puede decir que efectivamente los medios venden y vendieron históricamente noticias, y por lo tanto las noticias son en parte mercancías que circulan en un mercado que se llama de la información.
Sin embargo, el fenómeno del periodismo y de este mercado es mucho más complejo, y se fue complejizando más aún con el correr de los siglos, para acelerarse brutalmente durante la segunda mitad del siglo XX hasta el presente, en una carrera que se encuentra estrechamente vinculada con el surgimiento de las nuevas tecnologías y los grandes multimedios.
En la actualidad los aspectos informativos son monopolizados por ciertos sectores y grupos que también compiten en los campos de la producción de papel, el desarrollo tecnológico y las telecomunicaciones, y en algunos casos en esferas de negocios extramedios.
Los diarios en números
Diario | Tirada en miles (aprox.) | Lugar de producción | Lugar de impresión | Alcance |
Clarín | 380/650* | Buenos Aires | Buenos Aires | Nacional |
La Nación | 170/280* | Buenos Aires | Buenos Aires | Nacional |
Página 12 | 45** | Buenos Aires | Buenos Aires | Nacional |
Crónica | 90/110* | Buenos Aires | Buenos Aires | Nacional |
Diario Popular | 60** | Avellaneda | Avellaneda | Buenos Aires y conurbano |
Ámbito financiero | 40*** | Buenos Aires | Buenos Aires, Córdoba, Neuquén | Nacional |
El Cronista Comercial | 45** | Buenos Aires | Buenos Aires | Nacional |
Infobae | 20** | Buenos Aires | Buenos Aires | Buenos Aires y conurbano |
La Prensa | 22** | Buenos Aires | Buenos Aires | Buenos Aires y conurbano |
* La primera cifra corresponde a ejemplares publicados de lunes a sábados; la segunda a los domingos.
** La misma tirada de lunes a domingo.
*** Sólo se publica de lunes a viernes.
Fuente: Baraldo y Asociados, Informe, mayo de 2003
Buenos Aires, que concentra más del 90 por ciento del flujo informacional del país, es la gran agencia de noticias a través de sus diarios, radios y emisoras de televisión. En consonancia, los números de la circulación de diarios de alcance nacional dicen que entre Clarín, La Nación, Página 12, Crónica, Ámbito Financiero y El Cronista Comercial colocan de lunes a viernes 770 mil ejemplares en la calle, mientras que el total de ejemplares que se editan y circulan en Buenos Aires es de 872 mil. Las cifras son aproximadas, hay versiones diferentes según las fuentes, y el número aumenta si el dato lo proporcionan los mismos medios.
Independencia y publicidad
La objetividad y la independencia son dos preocupaciones tradicionales de la prensa. Las discusiones acerca de la construcción de los acontecimientos, su relación con la opinión pública y los climas favorables o desfavorables para ciertos procesos implican una responsabilidad muy grande. Sustentar la idea de que la noticia es reflejo de los hechos puede tranquilizar. Sin embargo, los relatos que publican los medios están atravesados por intereses empresariales, políticos y personales, sin olvidar, las diversas interpretaciones sociales.
Estos dos estandartes, elevados como banderas del periodismo y de las empresas de medios, no pueden pensarse como términos absolutos porque en realidad no lo son en la práctica. La publicidad oficial es el principal ingreso de la mayoría de los diarios nacionales. Por este motivo, es difícil referirse a un periodismo independiente cuando los multimedios responden a corporaciones económicas que muchas veces nada tienen que ver con el periodismo.
La posibilidad de lucrar no es tan obvia en la mayoría de los casos. No hace falta que el Gobierno o las empresas pauten para que un medio tome posiciones funcionales. También muchas veces, en las acciones más privadas se genera un alineamiento que puede influir en la publicación o no de cuestiones que afectan en forma directa a los consumidores mediáticos en tanto ciudadanos.
Gente que compra gente
“El origen del término clientelismo se ubica en la `clientela´ romana, así se designaba un conjunto de relaciones de poder y dependencia política y económica que se establecía entre individuos de estatus desiguales, basado en el intercambio de valores. Estas relaciones implicaban la presencia de individuos de rango elevado, patrones, propietarios de la tierra y con influencia sobre las políticas centrales que ofrecían tierra y protección a uno o varios clientes, a cambio de su sumisión y obediencia”.
(Del Diccionario de Política de Norberto Bobbio, Incola Mateucci y Gianfranco Pasquino)
La Ciudad es hoy el distrito más inequitativo de la Argentina en términos de ingresos polares, es el sitio donde la grieta se ensancha más. Por ejemplo, contiene cien mil viviendas vacías y más de noventa mil clasificadas como “deficitarias o viviendas precarias irrecuperables: ranchos, casillas, piezas de hotel o inquilinatos.
Sin embargo, tanto para las autoridades como para el endeble debate preelectoral, la pobreza parece formar parte del silencio. Mientras miles de televidentes se concentraban en la cena de los Martín Fierro y otros bostezaban frente al debate a tres voces (Telerman, Macri, Filmus), la sección Infografías de Clarín se dedicaba a contar cada una de las palabras que los candidatos pronunciaban. El ejercicio arrojó resultados significativos: Macri pronunció sólo dos veces la palabra pobre o pobreza, Filmus lo hizo cinco veces y Telerman ninguna.
No sorprende entonces que la Capital sea uno de los principales escenarios donde se teje la telaraña del clientelismo político. Evidentemente, conviene que los pobres sigan siendo pobres, así es más fácil manipular los votos.
La noticia y el bien común
La mejor noticia es la que deja más ganancia, y un medio, en determinados casos, hasta puede sacrificar esa ganancia en función de un beneficio mayor: la conservación del sistema. Aún con la mirada puesta en el lucro, los medios nunca dejan de ser instrumentos del grupo de poder que lo contiene para difundir contenidos que convienen a sus intereses.
El caso del neoliberalismo muestra bien cuan alejada está la noticia del bien común. Por ejemplo, el Consenso de Washington nunca hubiera podido instalarse con la amplitud y la profundidad con que lo hizo en todo el mundo sin la ayuda de los medios.
En la Argentina, el papel de la prensa fue también protagónico para que la mayoría de la población, que en la última década descendió de clase o se derrumbó económicamente hacia la pobreza o hacia la indigencia, aceptara con gusto y hasta respaldara medidas y cambios que eran perjudiciales para sus propios intereses.
Ahora bien, es indiscutible que la información es un bien socialmente necesario, porque en las actuales sociedades posindustriales, la información contribuye al debate público, hace a la opinión pública, cuya forma de expresión, por excelencia, son las elecciones. Y precisamente esto es lo que hace que exista, en todo sistema de medios de comunicación, un interés político y un proyecto político. La información es poder, ergo, los medios son un negocio.
Las relaciones con la publicidad han hecho oscilar la balanza entre el contenido redaccional y el publicitario de un medio. En Argentina el texto informativo se convirtió en señuelo para atraer al publicitario.